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¿Será la caja fuerte lo suficientemente grande para tus necesidades?
Cuando elijas una caja fuerte, debes fijarte bien en las medidas y en la distribución interna. Puede parecer que no hace falta decirlo, pero las cajas fuertes suelen ser más pequeñas de lo que parecen debido al grosor de sus paredes, o puede que no tengan la forma adecuada para los objetos que necesitas guardar.
Muchos modelos de cajas fuertes se diseñan pensando en una tarea determinada, como una caja fuerte para ordenadores portátiles, que suele ser un poco más pequeñas que otras cajas fuertes, ya que los ordenadores portátiles son en su mayoría planos. Esto puede hacer que no sea adecuada para artículos más grandes.
Los distribuidores de cajas fuertes de renombre indican todas las dimensiones internas, de modo que, si necesitas almacenar muchos documentos u objetos de valor, pueden tener las medidas razonables.
Es importante tener en cuenta que muchas cajas fuertes tienen estantes, que reducen el espacio a la mitad si no son extraíbles. Por último, es sensato planificar con antelación tus probables necesidades durante los próximos años, especialmente si vas a instalar una caja fuerte bajo el suelo o en una pared.
¿De qué están fabricadas las cajas fuertes?
Desde que las cajas fuertes se utilizaron por primera vez en la Revolución Industrial, su diseño ha sufrido varios refinamientos y cambios. Aunque la forma básica de un cubo ha permanecido intacta en su mayor parte, el revestimiento, el mecanismo de cierre y otras cosas se están perfeccionando continuamente. Cuando las cajas fuertes empezaron a utilizarse, solían estar fabricadas de hierro fundido. Si bien es cierto que era muy resistente y cumplía bien su función, los fabricantes modernos utilizan actualmente el acero, esta aleación es el material típico para construir una caja fuerte.
El acero tiene ciertas ventajas sobre el hierro que lo hacen perfecto para la construcción de cajas fuertes, como ser más fuerte y resistente a la oxidación. Una caja fuerte de hierro anticuada podría oxidarse en la base o en el lugar donde se atornilla, lo que la haría vulnerable. También se pueden crear aleaciones especiales con mayor resistencia al fuego. En realidad, existe una compleja metalurgia para crear los materiales adecuados para una caja fuerte, ajustando los elementos para darle mayor resistencia a la temperatura y a los ataques físicos.
La caja fuerte típica tiene una «capa» exterior, que es lo que se ve debajo de ella, una placa, específicamente para proteger el mecanismo. Esta «piel exterior» suele ser de un metal más suave, ya que los materiales muy duros pueden agrietarse con los golpes repetidos.
De este modo, la capa exterior se abollará y deformará, pero no se agrietará, mientras que la capa interior permanece intacta. Las cajas fuertes ignífugas pueden tener capas adicionales destinadas a aislar el contenido, que contienen diversos materiales no conductores como la mica de yeso, tal y como se indica. Cuando se trata de cajas fuertes muy avanzadas, como ciertas cámaras acorazadas, puede haber una capa de cristal dentro de la pared, esta se romperá y activará las alarmas si se golpea la pared con fuerza.
¿Qué códigos de seguridad utilizar en una caja fuerte?
Al comprar una caja fuerte electrónica, normalmente tendrás que introducir una clave digital para abrir la puerta. Ésta es una de las principales ventajas de este tipo de cajas fuertes, ya que un número nunca puede perderse o ser robado como una llave, aunque, por supuesto, también hay otras desventajas. Como por ejemplo, los números pueden olvidarse o confundirse o, en algunos casos, los ladrones pueden adivinarlos.
Para evitar estos problemas, hay que elegir el código correcto. Una caja fuerte nueva llegará con un código predeterminado de fábrica, junto con instrucciones para ayudarte a cambiarlo por un código de tu elección. Esto es de vital importancia; nunca te quedes con el código por defecto. Los ladrones pueden averiguar cuáles son los códigos que utiliza una determinada empresa y, por tanto, siempre probarán primero esa combinación de números.
Muchas cajas fuertes utilizan códigos de 4 dígitos, por lo que los tipos de números que debes evitar son similares a los que debes evitar para los teléfonos móviles. Estos números pueden elegirse por comodidad, debido a la forma en que están dispuestos en un teclado, pero no vale la pena arriesgar el contenido de tu caja fuerte por el tiempo y el esfuerzo que te ahorras.
Resiste el impulso de hacer que tu código sea memorable escribiendo todos los botones de las esquinas del teclado, o el muy común 1234. Del mismo modo, se considera imprudente repetir números de tu vida cotidiana.
Un error común es utilizar la fecha de nacimiento como código, con el argumento de que es fácil de recordar y los ladrones no lo sabrán, pero en esta época de robo de datos eso ya no es cierto.
No caigas en la tentación de duplicar el código que utilizas para tu teléfono o el PIN del cajero automático, porque si los ladrones consiguen uno, tienen acceso a todo.
Por último, es una buena práctica evitar apuntar tus códigos. Un ladrón que registre la casa puede encontrar tus anotaciones, incluso las escritas en un ordenador. Aunque memorizar un código puede parecer arriesgado, recuerda que los fabricantes de cajas fuertes tienen en cuenta los códigos olvidados y pueden ayudarte a restablecer una caja fuerte si puedes demostrar que eres el propietario.
